Por Iñaki Rubio
“Si no cantamos a lo que duele, dolemos a lo que canta”
Buscamos a martillazos un corazón que no delate su fragilidad: que posea como premisa última la bandera de un naufragio.
Y nos arrejuntamos en existencias de metro y medio con extensiones de nosotros mismos, con biberón y un futuro barato.
Asumimos el riesgo de no correr riesgos y nuestra económica rabia siembra bunkers alrededor de nuestro miedo.
Escritores sancho panza ilustrados y de post a flor de labios.
Tenemos reuniones de negocios con otros esclavos y otras máquinas de no sentir como nosotros.
Clamamos por el orden que nos devuelva los argumentos que siempre mantuvimos: una eternidad de garrafa y un buen pasar de lagartos.
Y así se nos va la vida, mojándonos los pies, a orillas de lo permitido.
Elucubrando nuestras próximas vacaciones lejos, eso sí muy lejos de nuestras familiares ganas de mandar todo al carajo.